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Para Que Sirve El Repriman En Pastilla?

Para Que Sirve El Repriman En Pastilla
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¿Qué alivia repriman?

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  1. Repriman 250mg/5ml Jarabe contiene paracetamol, un analgésico y antipirético que actúa sobre el sistema nervioso central para aliviar la fiebre y el dolor.
  2. Es efectivo para tratar dolores asociados con enfermedades como la gripe, el resfriado, la otitis media y otros tipos de infecciones.
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Se recomienda tomar una cucharada (5 ml) cada 6-8 horas, según sea necesario, para obtener los mejores resultados. En nuestra página web, encontrará información detallada sobre Repriman 250mg/5ml Jarabe, sus efectos secundarios y precauciones a tener en cuenta antes de tomarlo.

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¿Cuánto de repriman puede tomar un adulto?

Adultos: Dosis de 500 – 1000 mg, administrada 3-4 veces al día.

¿Qué hacer para que se te quite la fiebre?

Descansa y bebe mucho líquido. No se necesitan medicamentos. Llama al médico si la fiebre aparece con un dolor de cabeza fuerte, rigidez en el cuello, falta de aire, u otros signos o síntomas inusuales. Si sientes malestar, toma acetaminofén (Tylenol, entre otros), ibuprofeno (Advil, Motrin IB, entre otros) o aspirina.

¿Qué pasa si tomo ibuprofeno y metamizol?

¿Se puede tomar ibuprofeno y nolotil juntos? – El ibuprofeno y el nolotil son dos medicamentos que sí que pueden combinarse y tomarlos juntos, ya que ambos son compatibles, no se perjudican en cuanto a efectividad ni se produce un amento de los efectos secundarios por el hecho de mezclarlos y consumirlos a la vez.

  1. Ahora bien, para tomar ibuprofeno y nolotil juntos y no poner en riesgo la salud, es importante hacerlo de la forma correcta y seguir en todo momento las instrucciones médicas.
  2. La manera adecuada de hacerlo es la siguiente: tomar una dosis de ibuprofeno y esperar 4 horas para tomar la dosis de nolotil.

Es decir, se debe separar 4 horas la toma entre un medicamento y otro, para que de este modo se esté tomando la dosis de cada fármaco cada 8 horas. Una vez aclarada la cuestión de si se puede tomar ibuprofeno y nolotil a la vez, es fundamental tener en cuenta que la combinación de ambos medicamentos no debería hacerse sin supervisión médica y que si han sido recetados, debe respetarse en todo momento la dosis indicada por el médico, así como la duración del tratamiento.

¿Cómo actúa el paracetamol para bajar la fiebre?

Revisión La fiebre es el principal motivo de consulta en las urgencias pediátricas y el segundo en atención primaria, después de la tos. Se produce como un mecanismo de defensa del organismo frente a agentes patógenos o como síntoma evidente de una enfermedad de fondo. La clínica y, sobre todo, las opciones de tratamiento de la fiebre son el objeto de este artículo. Los mecanismos fisiológicos que conducen a la fiebre no se han establecido de manera definitiva. No obstante, se acepta que la fiebre se inicia a partir de unos pirógenos exógenos de diversa índole, que se introducen al medio interno: tóxicos, bacterias, virus, hongos, etc. Estos agentes son fagocitados por las células del sistema mononuclear fagocítico (sistema reticuloendotelial) y por células circulantes (leucocitos y monocitos), ques sintetizan a través del sistema ARNm una serie de proteínas que inicialmente se consideraron como pirógenos endógenos y que actualmente se denominan citocinas e interleucinas. Estas proteínas son vertidas hacia la circulación y actúan a manera de «segundos mensajeros» en o cerca de las neuronas termorreguladoras del hipotálamo anterior. Esta interacción, a su vez, ocasiona la producción de prostaglandinas, particularmente PGE2, que, en última instancia, son la causa del aumento de la temperatura corporal. Éstas actúan sobre el centro termorregulador del hipotálamo elevando el punto de ajuste térmico, lo que se traduce en cambios de comportamiento y una serie de fenómenos periféricos que actúan sobre la producción de calor (contracción muscular) y la conservación de calor (vasoconstricción). Así, la fiebre suele estar asociada a unos síntomas inespecíficos, que causan en el paciente una sensación de malestar general, de gran variabilidad interindividual y también diferente en función de la enfermedad que la origine. Los síntomas más comunes son dolores de cabeza, dolores musculares generalizados o localizados en la región lumbar, dolores articulares y somnolencia. Los escalofríos se producen en muchas ocasiones con el ascenso de la temperatura y son el reflejo del esfuerzo del centro termorregulador por aumentar la temperatura corporal. La irritabilidad o el delirio aparecen con más frecuencia en personas mayores y las convulsiones febriles son típicas de los niños menores de 5 años. Además de las enfermedades infecciosas e inmunológicas (reacciones farmacológicas, sida, hemólisis, etc.), hay otras afecciones que en su sintomatología presentan un cuadro febril, entre ellas destacan la enfermedad inflamatoria intestinal, como la colitis ulcerosa o la enfermedad de Crohn, los trastornos granulomatosos, los procesos neoplásicos relacionados con el sistema linforreticular y hematopoyético y los asociados a procesos metastásicos, etc. No obstante, hay también algunos cuadros febriles todavía de origen desconocido. Hipertermia y enfermedad Las enfermedades asociadas a hipertermia son aquéllas en las que el pirógeno pasa al torrente sanguíneo con destrucción de glóbulos rojos, células musculares, pérdida de conocimiento, etc. y constituyen una urgencia médica. Es el caso de la meningitis o las fiebres hemorrágicas. La gripe, la faringoamigdalitis bacteriana y la fiebre tifoidea cursan con procesos febriles de 38-40 ºC. En cambio, la febrícula, de menor importancia, puede estar asociada a situaciones como el período menstrual, la práctica de ejercicio intenso, algunos estados catarrales, etc. Diversos autores coinciden en que, ante la febrícula, lo mejor es hacer un seguimiento y ver su evolución, puesto que en la mayoría de los casos no está motivada por una causa patológica y es autolimitada. Puede ser suficiente la utilización de medidas físicas. Evolución Es conveniente determinar la evolución de la temperatura mediante varias mediciones en el transcurso del día, así como evaluar si la fiebre es de reciente aparición o de evolución crónica. Hay fiebres que evolucionan en forma de dientes de sierra, con picos vespertinos, estando el paciente afebril por la mañana. Otras son más continuas y el paciente permanece con temperaturas elevadas. En este último grupo se enmarcan evoluciones febriles mantenidas con muy pocos cambios en la temperatura, u oscilantes, con altibajos en la temperatura sin que ésta llegue a ser normal. También puede haber una morfología errática sin un patrón claro. Respecto al tiempo de evolución, la aparición de la fiebre puede ser reciente o bien haber una anomalía en el comportamiento de la temperatura desde hace varios días o semanas. En el primer caso se trata de una fiebre aguda, mientras que en el segundo se habla de estados febriles crónicos. Una fiebre continua, de reciente aparición y que desaparece al cabo de unos días es frecuente en procesos infecciosos agudos. Una evolución crónica de la temperatura con un comportamiento oscilante pero continuo es más frecuente en procesos autoinmunes o infecciosos crónicos. Temperatura corporal Aunque hace más de 100 años que se conoce que la temperatura normal del cuerpo humano es de 36-37 °C, lo cierto es que hay numerosas oscilaciones alrededor de esta temperatura que son normales. Habitualmente la temperatura basal sigue un ritmo circadiano: es algo más baja a primera hora del día (en torno a las 6 h de la mañana) y alcanza su máximo entre las 4 y las 6 de la tarde (>0,5 ºC). A esas horas, temperaturas de hasta 37,5 ºC pueden ser perfectamente normales. Además, la actividad física influye en la temperatura, por lo que se debe medir tras un tiempo de reposo de 30 min. También pueden darse variaciones normales de la temperatura en las distintas estaciones del año o entre las dos fases del ciclo menstrual en la mujer. Asimismo, la temperatura normal cambia con la edad. El termómetro digital ha desplazado al de mercurio como instrumento para registrar la temperatura en los niños con fiebre, a pesar de que algunos estudios apuntan la mayor precisión de estos últimos. El lugar de registro preferido de la temperatura es la axila, aunque en un tercio de los lactantes la temperatura se registra en el recto. En situaciones en que la medición de la temperatura debe ser precisa, es preferible registrar la temperatura en el recto. Tenemos que diferenciar entre febrícula, fiebre e hipertermia. Se considera temperatura normal la que oscila entre 36 y 37,4 ºC cuando se mide en la axila por la tarde-noche; febrícula, la que comprende entre los 37,4 y los 38 ºC, y fiebre, la que se sitúa por encima de 38 ºC en la axila. Algunos autores consideran que el límite de la fiebre se sitúa por encima de 38 ºC medidos en el recto (la temperatura axilar es 0,8-1 ºC inferior a la rectal), ya que esta medición es la que mejor se relaciona con la temperatura central. Cuando la temperatura se sitúa entre 38 y 39 ºC se habla de hipertermia moderada; entre 39 y 40,4 ºC, de hipertermia elevada, y si supera los 40,5 ºC, se considera una hipertermia grave o maligna. Tratamiento de la fiebre Actualmente, el tratamiento de la fiebre es una cuestión controvertida. No queda claro a partir de qué valor de temperatura, ni en qué pacientes estaría justificado su tratamiento. Si bien es cierto que en algunas ocasiones la fiebre puede representar una seria amenaza de producir hipermetabolismo (el riesgo aumenta un 12% por cada grado centígrado de temperatura), trastornos hidroelectrolíticos (aumenta los requerimientos hídricos en 2 ml/kg/día) y daños neurológicos, en realidad el estado febril no es perjudicial para el organismo; mejora la respuesta defensiva de éste frente a la infección y no interfiere con la mayoría de las funciones corporales a menos que se alcancen temperaturas superiores a los 41 ºC, que, éstas sí, pueden provocar convulsiones e incluso daño cerebral si son de larga duración. La terapia antipirética puede enmascarar los síntomas típicos del desarrollo de una enfermedad, retardar el diagnóstico y, por tanto, la terapia causal. La decisión de tratar la fiebre no debe ser práctica de rutina. Para manejar la fiebre adecuadamente es indispensable conocer sus causas, su fisiopatología, sus características clínicas, etc. Se debe evitar el error de tratarla antes de entenderla. Por supuesto, también hay que tener siempre en cuenta que fiebre no es sinónimo de antibióticoterapia. En general, la fiebre se debe tratar cuando causa un importante malestar subjetivo al paciente y/o constituye por sí misma un riesgo cierto o posible, así como cuando el beneficio de los fármacos antipiréticos sea mayor que sus potenciales efectos adversos. Una de las razones que justifican tratar la fiebre, como ya se ha mencionado, es combatir las infecciones y mejorar el bienestar del paciente (aliviar síntomas como rigidez, escalofríos, cefalea, irritabilidad y anorexia). Otra razón para tratar la fiebre es prevenir las complicaciones asociadas. Esto está indicado en pacientes con deshidratación, malnutrición y reservas metabólicas con rendimiento mínimo. Los antipiréticos no previenen las convulsiones febriles pero sí disminuyen la letargia y las alucinaciones. No hay pruebas de que la fiebre inferior a 41 ºC cause daño neurológico incluso en lactantes pequeños. De todas formas, en los niños menores de 2 años, ancianos, embarazadas o mujeres en período de lactancia (grupos en los que las consecuencias de la fiebre pueden ser graves), debe ser un especialista el que analice las causas y la evolución del enfermo, así como su tratamiento. Tratamiento no farmacológico de la fiebre Los medios físicos para el tratamiento de la fiebre son usados frecuentemente, aunque su eficacia es cuestionable. No hay un criterio uniforme sobre la temperatura a partir de la cual se deben utilizar. Se recomienda: ­ Aligerar la ropa y mantener la habitación a 20 ºC aproximadamente. Para evitar que el enfermo tenga escalofríos, se puede usar una manta ligera. ­ Mantener una adecuada hidratación para compensar las pérdidas hídricas: agua azucarada, zumo de frutas, etc. ­ Los baños pueden ser recomendables durante 10-20 min a temperatura templada, varios grados por debajo de la temperatura corporal (32 ºC). Así se consigue bajar rápidamente la temperatura, pero de forma transitoria. Nunca se debe utilizar agua fría o hielo, ya que se puede producir una marcada vasoconstricción y, además, la sensación periférica de rápido enfriamiento puede originar escalofríos, lo que incrementa la producción de calor y, por ende, aumentará la temperatura corporal. Por esto se recomiendan baños tibios y la ingesta abundante de líquidos frescos. La asociación de baños con agua tibia y fármacos antipiréticos es recomendable en pacientes con fiebre elevada (superior a 40 ºC), convulsiones febriles y afecciones neurológicas, en casos de shock séptico y en todas aquellas alteraciones en que la infección sea considerable, se asocie algún grado de deshidratación o haya intolerancia a los fármacos. ­ Se pueden aplicar paños o esponjas con agua tibia (32 ºC), nunca fría. Las friegas de alcohol son contraproducentes. ­ Si aparecen convulsiones febriles en el niño, se debe evitar que sufra heridas accidentales y prevenir el ahogo. Debe colocarse al niño en una superficie segura y de lado o sobre su estómago. No poner ningún objeto en la boca. Hay que controlar el tiempo que dura la convulsión y si se prolonga más de 10 min se debe llamar a una ambulancia (se suele controlar con la administración rectal de 0,2-0,5 mg/kg de diazepam). Una vez finalizada la convulsión se debe acudir al médico. La efectividad de los medios físicos asociados al uso de antitérmicos varía según el estudio que se consulte: algunos consideran que no hay beneficio y otros señalan que esta asociación sí ayuda a bajar la temperatura. Tratamiento farmacológico de la fiebre Los medicamentos de elección para combatir los estados febriles son fármacos antitérmicos, entre los que destacan el ácido acetilsalicílico, el paracetamol y el ibuprofeno, también indicados para tratar los dolores asociados a la fiebre. Estos fármacos se pueden encontrar solos o asociados a otros principios activos. Actúan inhibiendo la síntesis de prostaglandinas, normalizando así la función del centro de control de la temperatura hipotalámico. Su utilización suele hacerse sin consulta médica y forman parte de la mayoría de los botiquines caseros. A pesar de ser fármacos relativamente seguros, no están exentos de efectos secundarios y constituyen la primera causa de intoxicación accidental en la infancia. Su uso debe ceñirse a las recomendaciones del prospecto, con atención especial a las interacciones con otros fármacos y a la dosificación o uso restrictivo cuando se tienen problemas renales y hepáticos. Salicilatos Los salicilatos, como el ácido acetilsalicílico, son analgésicos no opiáceos con actividad antiinflamatoria, antipirética y antiagregante plaquetaria. Se comenzaron a usar en el siglo xix, como el paracetamol. Tras su administración por vía oral, la dosis se absorbe rápidamente a través del tubo gastrointestinal; la absorción por vía rectal es menos fiable, pero los supositorios son útiles en pacientes que no pueden tomar formas orales. El ácido acetilsalicílico se administra para el tratamiento del dolor leve o moderado, como cefaleas, crisis agudas de migraña, dolor musculosquelético transitorio y dismenorrea, así como para reducir la fiebre. Las dosis terapéuticas se encuentran entre 10-15 mg/kg/dosis cada 4 h. El ácido acetilsalicílico ha sido hasta hace pocos años el fármaco antipirético más empleado, aunque debido a sus efectos secundarios, ha cedido terreno al paracetamol y al ibuprofeno. Algunos pacientes tratados con ácido acetilsalicílico presentan alteraciones gastrointestinales, reacciones de hipersensibilidad y alteraciones de la función plaquetaria. También puede dar lugar a toxicidad renal y hepática con dosis elevada, y asma bronquial. Los niveles de toxicidad se encuentran entre los 30-35 mg/dl, y ésta se manifiesta con vómitos, diarreas, alteraciones hidroelectrolíticas y acidosis metabólica. Los salicilatos se deben utilizar a dosis bajas, ya que pueden alcanzar altas concentraciones hemolíticas, en pacientes afectados de insuficiencia renal, hipoalbuminemia y acidosis respiratoria y metabólica. Además, su ingesta en determinados casos está relacionada con el síndrome de Reye, que suele afectar a menores de 15 años, por lo que algunos médicos no recomiendan su administración en enfermedades virales como influenza, herpes zoster, o en cuadros febriles de origen desconocido en este grupo de población, para evitar riesgos. No obstante, algunos estudios han evidenciado una disminución de la incidencia del síndrome de Reye no paralela a la disminución del consumo de ácido acetilsalicílico, por lo que las causas que originan esta afección están todavía por confirmar. Los salicilatos interfieren en la absorción y el metabolismo del paracetamol, por lo que no se deben administrar en asociación con este último, por el incremento de riesgo de efectos colaterales. Otro antiinflamatorio derivado con capacidad para disminuir la temperatura es el acetilsalicilato de lisina. En los niños, los antipiréticos deben emplearse para mejorar el estado general, más que para bajar la fiebre a toda costa Aminofenoles El paracetamol se empezó a utilizar en 1960. Tiene una eficacia analgésica y antipirética similar a la del ácido acetilsalicílico. Actúa directamente en los centros hipotalámicos de producción de calor (centro termorregulador) inhibiendo los pirógenos endógenos y, por tanto, la síntesis de prostaglandinas en el sistema nervioso central, pero no actúa en tejidos periféricos. Esto explica que el paracetamol sea un analgésico no opiáceo con escasa o nula actividad antiinflamatoria. Sin embargo, es útil en el tratamiento de la artrosis, en la que el componente inflamatorio es mínimo. Está indicado en el tratamiento del dolor leve o moderado: cefaleas, fiebre e incluso en la pirexia postinmunización. Está especialmente indicado en pacientes que no deben tomar salicilatos u otros antiinflamatorios no esteroideos (AINE), como los asmáticos, las personas con antecedentes de úlcera péptica o los niños menores de 16 años (para evitar el riesgo de síndrome de Reye). En general, es preferible al ácido acetilsalicílico, sobre todo en las personas de edad avanzada, porque produce menor irritación gástrica. La dosis dependerá de la edad y la gravedad del cuadro febril. La dosis terapéutica es de 10-15 mg/kg/dosis cada 4-6 h y no se debe exceder los 4 g/día. Su efecto dura alrededor de 9 h. A dosis habituales, los efectos adversos son raros, pero una sobredosificación con una sola dosis de 10-15 g o la administración de forma rutinaria elevan el peligro de intoxicación, pudiendo producir necrosis hepatocelular y, con menor frecuencia, necrosis tubular renal. Presenta mejor biodisponibilidad por vía oral que por vía rectal, su metabolismo se realiza en el hígado y su eliminación es renal. El paracetamol es el antipirético recomendado en las infecciones respiratorias agudas por la Organización Mundial de la Salud, ya que la temperatura corporal disminuye en 60 a 90 min después de su administración. Produce un descenso de la temperatura alta, aunque el enfermo puede no quedar totalmente afebril. Es más eficaz en los niños pequeños. Derivados del ácido propiónico Entre los medicamentos no esteroideos con propiedades antiinflamatorias y antipiréticas figuran el ibuprofeno, el naproxeno y el ketorolaco (no se recomienda en menores de 16 años). Presentan más efectos colaterales que el paracetamol, pero producen menos irritación gástrica que los salicilatos. Entre sus efectos adversos cabe citar: cefalea, depresión, ambliopía tóxica, trombocitopenia, toxicidad e insuficiencia renal. Pueden producir daño hepático con elevación de enzimas. Ocasionan pocos efectos gastrointestinales (epigastralgia, náuseas y dispepsia). El ibuprofeno es un inhibidor de la ciclooxigenasa no selectivo y actúa inhibiendo la adherencia y agregación de neutrófilos. En dosis altas disminuye la producción de citocinas y liberación de enzimas lisosomales. El ibuprofeno también se utiliza para aliviar el dolor y la fiebre en niños. Hay muchos estudios que demuestran su eficacia y es una alternativa en niños en quienes no se obtiene el efecto antipirético deseado utilizando paracetamol. Últimamente se ha convertido en el antitérmico de elección en el tratamiento de los niños mayores de 5 años, ya que algunos estudios muestran que es más eficaz que el paracetamol. La mayor utilización de paracetamol en menores de 1 año podría estar en relación con el hecho de que no esté completamente establecida la seguridad del ibuprofeno en menores de 6 meses y, de hecho, en la ficha técnica se recomienda no administrarlo en menores de 3 meses. Es útil también para tratar la fiebre en pacientes neoplásicos, aunque se plantea que la mejor elección para estos casos sería el uso de antagonistas de las citocinas. En dosis únicas, los antiinflamatorios no esteroideos presentan una actividad analgésica comparable a la del paracetamol. A una dosis completa regular, tienen un efecto analgésico y antiinflamatorio duradero, por lo que están indicados en el dolor continuo y regular secundario a inflamación. Las diferencias de actividad antiinflamatoria entre los diferentes AINE son pequeñas, pero existe una gran variabilidad en la respuesta de cada paciente y en la incidencia y el tipo de efectos adversos. El ibuprofeno produce menos efectos adversos que otros AINE, pero sus propiedades antiinflamatorias son más débiles. La dosis de 10 mg/kg de ibuprofeno ha mostrado un inicio de acción más rápido y una mayor potencia antipirética que la dosis de 10 mg/kg de paracetamol. El tratamiento de la fiebre con ibuprofeno y paracetamol es seguro y eficaz cuando ambos antitérmicos se administran por separado. A pesar de ello, una práctica muy extendida es tratar el proceso febril en niños con ambos fármacos, alternados cada 3-4 h, sin conocer si esta pauta es más eficaz o si produce una mayor incidencia de efectos adversos. Sin embargo, la alternancia de los antitérmicos favorece el fenómeno de fiebre-fobia, la aparición de efectos secundarios de los fármacos y la posibilidad de errores de dosificación. El conocimiento del perfil de efectos terapéuticos y adversos de un fármaco es condición indispensable para su uso racional, individualizado y efectivo Pirazolonas El metamizol (dipirona) es un derivado pirazolónico muy soluble en agua que se hidroliza rápidamente a diversos metabolitos, 2 de ellos activos: 4-metil-amino-antipirina (MAA) y 4-amino-antipirina (AA). El metamizol es un fármaco que tiene un efecto antitérmico importante. El efecto antipirético se atribuye al MAA, aunque metamizol y AA también presentan dicha acción en menor grado. Se absorbe en forma rápida por la vía oral, intramuscular y rectal. El tiempo de respuesta inicial tras su administración oral en el proceso febril es 30 min-1 h. Produce una sudoración intensa que en ocasiones, y en personas predispuestas, puede producir un descenso de la presión arterial. A diferencia de otros analgésicos no opiáceos que actúan sobre la síntesis de prostaglandinas, el metamizol no produce efectos gastrolesivos significativos. No está recomendado actualmente por reacciones de hipersensibilidad tóxicoalérgicas de tipo urticaria y shock, alteraciones del metabolismo neuronal, leucopenia, agranulocitosis y anemia aplásica. En Estados Unidos la FDA lo retiró del mercado en 1979 y Alemania lo hizo en 1981 por el riesgo de depresión de la medula ósea, especialmente con el uso prolongado. La frecuencia de agranulocitosis varía desde 1 caso por 3.000 dosis a 1,1 por 1.000.000 dosis. En todo el mundo se han registrado 7.000 casos de asociación entre metamizol y agranulocitosis. Por ser una sal magnésica, posee un efecto positivo sobre el dolor provocado por espasmos de órganos huecos. www.doymafarma.com Material complementario para suscriptores FICHAS DE EDUCACIÓN SANITARIA 2 Fichas descargables: • La temperatura rectal • La temperatura axilar Personalizables con el logotipo de su farmacia para entregar como cortesía a sus clientes Bibliografía de consulta a texto completo en www.doymafarma.com • Alcibar J, Gómez S, Vitoria Y, Jiménez A, Peña N, Oñate A, Cabrera A, Martínez P. Antitérmicos en pediatría. An Pediatr Contin.2006;4:115-24. • Rodríguez A, Astobiza E, González M, Azkunaga B, Benito J, Mintegi S. Cambios de los hábitos poblacionales en el tratamiento de la fiebre en la infancia. An Pediatr (Barc).2006;64:497-8. Bibliografía general Buñuel JC, Cortés RB. En niños ingresados con fiebre y tratados con una dosis de ibuprofeno, la administración de paracetamol 4 horas después reduce la presencia de fiebre a las 6-8 horas, sin poder determinarse la seguridad de dicha intervención. Evid Pediatr.2006;2:19. Carabaño I, Jiménez I, López-Cerón M, Calvo I, Pello AM, Balugo P, et al. Eficacia de ibuprofeno y paracetamol como antitérmicos. An Pediatr (Barc).2005;62:117-22. Mayoral CE, Marino RV, Rosenfeld W, Greensher J. Alternating antipyretics: is this an alternative? Pediatrics.2000;105:1009-12. Perrott DA, Piira T, Goodenough B, Champion GD. Efficacy and safety of acetaminophen vs. ibuprofen for treating children’s pain or fever: a meta-analysis. Arch Pediatr Adolesc Med.2004; 158: 521-6. Powell KR. Fiebre sin foco infeccioso evidente. En: Behrman RE, Kliegman RM, Arvin AM, eds. Nelson Tratado de Pediatría. Madrid. Mc Graw-Hill; 1998. pp.874-81.

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¿Qué es el repriman?

Repriman 250mg/5ml Jarabe, un medicamento eficaz para el alivio de la fiebre y el dolor en niños y adultos.

¿Cuál es el mejor antitérmico?

Así, mientras ibuprofeno y paracetamol comparten propiedades analgésicas, el ibuprofeno puede presumir de su acción antiinflamatoria, mientras que el paracetamol es mejor com antitérmico (es decir, cuando además de dolor hay fiebre).

¿Cuánto tiempo dura el efecto del metamizol?

Metamizol PDM Antiinflamatorio no esteroideo (AINE) derivado de la pirazolona. Como tal, inhibe la síntesis de las prostaglandinas. También llamado dipirona: agente antiinflamatorio, analgésico y antitérmico no narcótico. El principio activo, metamizol, puede presentarse en forma de metamizol sódico o metamizol magnésico.

  1. Es un analgésico comparable al ácido acetilsalicílico (menos gastrolesivo) y superior al paracetamol en dolores agudos de tipo moderado o medio.
  2. Relaja ligeramente la musculatura lisa, por lo que resulta especialmente útil en dolores de tipo cólico.
  3. No sustituye a un opioide en aquellos dolores posoperatorios que así lo requieran.

Valorar relación beneficio-riesgo. Neonatos y niños Niños de los 3 a los 11 meses:

  • Vía oral: autorizado (A) en su forma oral (metamizol sódico o magnésico). El uso oral de la forma parenteral se considera off-label ( E: off-label ).
  • Vía intramuscular: autorizada tanto en su forma magnésica como sódica ( A ).
  • Vía intravenosa: tanto en administración intravenosa intermitente (bolo lento) como en perfusión continua es un uso off-label ( E: off-label ).

Niños de 1-18 años:

  • Vía oral: autorizado ( A ) en su forma oral (metamizol sódico o magnésico). El uso oral de la forma parenteral se considera off-label ( E : off-label ).
  • Vía intramuscular: autorizada tanto en su forma magnésica como sódica ( A ).
  • Vía intravenosa: el uso en perfusión intravenosa intermitente (bolo lento) está autorizado ( A ), mientras que la perfusión continua es off-label,
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Indicaciones: Vía oral:

  • Tratamiento del dolor agudo posoperatorio o postraumático.
  • Dolor de tipo cólico.
  • Dolor de origen tumoral.
  • Fiebre alta que no responde a otros antitérmicos.

Vía rectal y vía intramuscular o intravenosa lenta:

  • Dolores posoperatorios no intensos.
  • Cólicos.
  • Dolores neoplásicos.
  • Crisis de migrañas.

DOSIS Y PAUTAS DE ADMINISTRACIÓN: Vía oral Metamizol sódico (jarabe)*, metamizol magnésico (comprimidos):

  • Lactantes >4 meses y niños hasta 6 años: 50-150 mg (2-6 gotas) hasta 4 veces/día.
  • Niños de 7 a 14 años: 250-375 mg (0,5-0,75 ml) hasta 4 veces por día.
  • A partir de 15 años (o >53 kg): 500 mg (1 ml) o 1 comprimido de 575 mg, 3 o 4 veces por día, en intervalos de 4 a 6 horas (máximo 6 veces al día, 3450 mg). Dolor oncológico: 1 g cada 6-8 h. En general, dosis máx. de metamizol magnésico: 4000 mg/día.
  • La dosificación del metamizol sódico por kilo de peso equivale a una dosis recomendada de 12,5 mg/kg/dosis.
  • *En niños <7 años o hasta 23 kg de peso se debe dosificar la solución oral con el cuentagotas que incluye el envase 20 ml, que permite dosificar en gotas (1 gota = 25 mg metamizol sódico).
  • *En niños >7 años o de 23 kg de peso se debe dosificar la solución oral mediante la jeringa para uso oral que incluye el envase de 30 ml, y que permite dosificar hasta 2 ml (1 ml = 500 mg metamizol sódico).
  • Vía rectal
  • Metamizol magnésico:
  • Niños de 3 a 11 años: 1 supositorio infantil (500 mg), que puede repetirse hasta 4 veces en 24 horas a intervalos regulares.
  • Niños de 1 a 3 años: medio supositorio infantil (250 mg), que puede repetirse 3 o 4 veces al día.

Vía intramuscular o intravenosa lenta (no más de 1 ml/minuto): Metamizol magnésico:

  • Como analgésico:
    • Niños de 3 a 11 meses: vía intramuscular o intravenosa lenta, 6,4-17 mg/kg.
    • Niños de 1 a 14 años: vía intramuscular o intravenosa, 6,4-17 mg/kg hasta cada 6 horas.
    • A partir de los 15 años o >53 kg: 1000 mg cada 6-8 horas, máximo recomendado: 4000 mg (80 mg/kg/día); de forma excepcional, 5000 mg (100 mg/kg/día).
    • En perfusión continua, la dosis recomendada es de 3,3 mg/kg/h.
  • Como antipirético: dosis de 10 mg/kg/dosis es suficiente.

Metamizol sódico*:

  • Niños de 3 a 11 meses: solo vía IM- 5-9 mg/kg. Máximo 100 mg/6 h en lactantes de 3-5 meses, y 150 mg/6 h en lactantes 6-11 meses.
  • Niños de 1 a 14 años: vía intramuscular o intravenosa: 5-8 mg/kg hasta cada 6 horas.
  • A partir de los 15 años: 1000 mg, hasta un máximo de 5 veces/día.

*En España únicamente disponible en combinación con metilbromuro de escopolamina. En su ficha técnica se especifica: No se recomienda el uso de este medicamento en niños ni en adolescentes (menores de 18 años) ya que no se ha establecido la seguridad y eficacia en estos pacientes. No debe administrarse a niños menores de 12 meses de edad.

  • Neonatos y lactantes menores de 3 meses o de menos de 5 kg de peso corporal.
  • Hipersensibilidad conocida al metamizol o a otras pirazolonas o pirazolidinas (isopropilaminofenazona, propifenazona, fenazona y fenilbutazona). Pacientes que han reaccionado con una agranulocitosis tras la administración de estas sustancias.
  • Pacientes con síndrome conocido de asma o intolerancia (urticaria-angioedema) por analgésicos no narcóticos: paracetamol, ácido acetilsalicílico o antiinflamatorios no esteroideos.
  • Pacientes con porfiria hepática intermitente aguda.
  • Pacientes con deficiencia congénita de glucosa 6-fosfato-deshidrogenasa.
  • Pacientes con alteraciones de la función de la médula ósea o enfermedades del sistema hematopoyético.
  • Pacientes con hipotensión o hemodinámicamente inestables (vía parenteral).
  • Inyección intraarterial.

Cuando aparezcan signos de agranulocitosis o trombocitopenia, se debe interrumpir inmediatamente la administración de metamizol y se debe controlar el recuento sanguíneo, incluyendo la fórmula leucocitaria, Los signos típicos de agranulocitosis incluyen lesiones mucosas inflamatorias (por ejemplo, orofaríngeas, anorrectales, genitales), dolor de garganta, fiebre (incluyendo fiebre persistente inexplicable o recurrente).

En pacientes que reciben antibióticos estos signos pueden ser mínimos. La velocidad de sedimentación globular se incrementa considerablemente, mientras que el tamaño de los nódulos linfáticos no aumenta o aumenta solo ligeramente. En los siguientes grupos de pacientes, el riesgo de posibles reacciones anafilactoides graves con metamizol es claramente más elevado: pacientes con síndrome de asma por analgésicos o con intolerancia a los mismos, del tipo urticaria-angioedema; asma bronquial, especialmente con rinosinusitis y pólipos nasales simultáneamente; urticaria crónica; intolerancia a colorantes o conservantes, a alcohol.

Si se administra metamizol en estos casos, el paciente debe ser controlado estrechamente por el médico y se debe garantizar la disponibilidad de medidas de urgencia. Los pacientes que experimenten reacciones anafilactoides con metamizol también presentan un riesgo especial a reaccionar del mismo modo a otros analgésicos no narcóticos.

Los pacientes que experimenten una reacción anafiláctica u otra reacción inmunológica con metamizol (por ejemplo, agranulocitosis), también presentan un riesgo especial a reaccionar del mismo modo con otras pirazolonas y pirazolidinas. Dado que en los casos de insuficiencia renal o hepática la velocidad de eliminación disminuye, debe evitarse la administración de dosis elevadas.

Únicamente en tratamientos de corta duración no es necesaria una reducción de la dosis. Valorar individualmente las asociaciones de pirazolonas con anticolinérgicos, espasmolíticos, opioides menores (codeína), sedantes, antihistamínicos (productos antigripales), o miorrelajantes centrales y estimulantes del sistema nervioso central (SNC) (cafeína), sobre todo en los tratamientos de síntomas banales.

  • Digestivos: la mayoría de las reacciones adversas registradas fueron náuseas, sequedad de boca y vómitos. Se han observado erosiones gástricas con 3 g diarios de metamizol, pudiendo marcar esta dosis el límite de tolerancia gástrica en uso crónico. Muchos pacientes habían recibido de forma concomitante otros tratamientos (por ejemplo, AINE) asociados con la hemorragia gastrointestinal o habían sufrido una sobredosis de metamizol.
  • Hematológicos: leucopenia, agranulocitosis, trombocitopenia. La incidencia real de agranulocitosis es muy baja: del orden de 5-8 casos/millón de habitantes/año y la de anemia aplásica, de 2-3 casos millón de habitantes/ año. Las reacciones de agranulocitosis no dependen de la dosis y pueden ocurrir en cualquier momento durante el tratamiento.
  • Reacciones anafilácticas o anafilactoides: picor, urticaria, hinchazón, angioedema, broncoespasmo, arritmias, choque. Debe tenerse en cuenta, al escoger la vía de administración, que el riesgo de experimentar reacciones anafilácticas o anafilactoides es mayor cuando se utiliza la vía parenteral. Choque anafiláctico: estas reacciones se producen principalmente en pacientes sensibles. Por lo tanto, en pacientes asmáticos o atópicos se deberá prescribir metamizol con precaución.
  • Dermatológicas: erupciones, síndrome de Stevens-Johnson o síndrome de Lyell.
  • Otras: la reacción adversa más frecuente es dolor en el lugar de la inyección, seguida de sensación de calor y sudoración. Reacciones de hipotensión, cuyo riesgo se incrementa en los casos de administración intravenosa rápida. Color rojo en la orina.
  • En uso crónico no está exento de producir alteraciones renales: empeoramiento agudo de la función renal, proteinuria, oliguria o anuria, insuficiencia renal aguda, nefritis.
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A altas dosis potencia el efecto de fármacos depresores del sistema nervioso central. Sobredosis: La intoxicación aguda puede llegar a provocar convulsiones, coma, paro respiratorio y cuadros de insuficiencia hepática y renal. Tras la sobredosis por administración oral, limitar la absorción sistémica: lavado gástrico, carbón activado.

  • Con los barbitúricos y la fenilbutazona se aprecia una reducción mutua de sus acciones.
  • El metamizol es potenciado por otros derivados pirazolónicos y por el PAS.
  • El metamizol a dosis altas potencia la acción de algunos depresores del SNC, como pueden ser algunos fármacos tricíclicos, diversos hipnóticos y clorpromazina.
  • Metamizol potencia la acción de los anticoagulantes orales (acenocumarol, warfarina), con riesgo de hemorragia. Por ello, es aconsejable aumentar el control de los pacientes bajo tratamiento con este tipo de fármacos.
  • Ciclosporina, tacrolimus: se potencia el riesgo de nefrotoxicidad.
  • Junto con alcohol pueden potenciarse los efectos de ambos.

Farmacocinética: De 30 a 60 minutos después de la administración oral puede esperarse un claro efecto terapéutico. La vida media de eliminación del metamizol radiomarcado es de aproximadamente 10 horas. La absorción de metamizol por vía intramuscular es rápida (menor de 30 minutos) y alcanza una concentración máxima en 1 a 1,5 horas.

  1. Tras la administración intravenosa, la vida media plasmática es de aproximadamente 14 minutos para el metamizol.
  2. Los niños eliminan metamizol más rápidamente que los adultos.
  3. Incompatibilidades:
  4. No deberá añadirse el contenido de la ampolla de metamizol a soluciones intravenosas de gran volumen correctoras del pH, PAS o para nutrición parenteral (aminoácidos, lípidos).
  5. Debido a la posibilidad de incompatibilidades no debe mezclarse con otros fármacos en la misma jeringa.
  • Fichas técnicas del Centro de Información online de Medicamentos de la AEMPS-CIMA, Madrid, España: Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), Disponible en:
  • EMA recommends aligning doses of metamizole medicines and their use during pregnancy and breastfeeding EMA/191666/2019, Disponible en:
  • Domeque Valiente N, Prieto Andrés P, Lozano Ortiz R, et al. Interacción farmacocinética entre metadona y metamizol: a propósito de 53 casos. Med Clin (Barc).2011;138(11):498-9.
  • Flórez J. Farmacología Humana.5.ª ed. Barcelona: Elsevier Masson; 2008.
  • Gozzoli V, Treggiari MM, Kleger GR, et al, Randomized trial of the effect of antipyresis by metamizol, propacetamol or external cooling on metabolism, hemodynamics and inflammatory response. Intensive Care Med.2004 Mar;30(3):401-7.
  • Vademecum, Madrid, España: UBM Medica Spain S.A., Disponible en:

Fecha de actualización: febrero de 2022. La información disponible en cada una de las fichas del Pediamécum ha sido revisada por el Comité de Medicamentos de la Asociación Española de Pediatría y se sustenta en la bibliografía citada. Estas fichas no deben sustituir en ningún caso a las aprobadas para cada medicamento por la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS) o la Agencia Europea del Medicamento (EMA). Neonatos y niños< 3 meses o <5 kg de peso : ( E:off-label ) Niños de los 3 a los 11 meses •Vía oral: autorizado (A) en su forma oral (metamizol sódico o magnésico). El uso oral de la forma parenteral se considera off-label (E:off-label). •Vía intramuscular: autorizada tanto en su forma magnésica como sódica ( A ). •Vía intravenosa: tanto en administración intravenosa intermitente (bolo lento) como en perfusión continua es un uso off-label ( E: off-label ). Niños de 1-18 años : •Vía oral: autorizado (A) en su forma oral (metamizol sódico o magnésico). El uso oral de la forma parenteral se considera off-label (E: off-label). •Vía intramuscular: autorizada tanto en su forma magnésica como sódica ( A ). •Vía intravenosa: el uso en perfusión intravenosa intermitente (bolo lento) está autorizado (A), mientras que la perfusión continua es off-label, Indicaciones Vía oral •Tratamiento del dolor agudo post-operatorio o.post-traumático. •Dolor de tipo cólico. •Dolor de origen tumoral. •Fiebre alta que no responde a otros antitérmicos. Vía rectal y vía intramuscular o intravenosa lenta •Dolores postoperatorios no intensos. •Cólicos. •Dolores neoplásicos. •Crisis de migrañas. Comité de Medicamentos de la Asociación Española de Pediatría. Pediamécum. Edición 2015. ISSN 2531-2464., Disponible en: https://www.aeped.es/comite-medicamentos/pediamecum/metamizol. Consultado el 27/06/2023. : Metamizol

¿Cuándo dar un antitérmico?

¿Qué son los antitérmicos? Son medicamentos que sirven para tratar la fiebre, Los de uso habitual, sirven también para tratar el dolor. Además, uno de ellos, sirve para la inflamación. ¿Qué hacer con la fiebre? La fiebre es la respuesta de nuestro cuerpo cuando hay una infección.

  1. La fiebre no es una enfermedad.
  2. Es una respuesta buena y normal.
  3. No hay que pensar que el niño está más grave.
  4. Si el niño está grave es por otra causa.
  5. No se debe tener miedo a la fiebre.
  6. No se debe preocupar demasiado.
  7. Siempre hay que comprobar la fiebre.
  8. Hay que tomar la temperatura con el termómetro,
  9. La axila será el lugar preferido.

Aunque hay lugares alternativos. Hay que saber que la temperatura rectal es la más precisa. Es mejor usar el termómetro electrónico digital. Antes de tratar la fiebre hay que valorar el estado del niño/a. Si no hay señales de alarma, se debe empezar con el uso de medidas de tipo físico : quitar ropa excesiva, dar líquidos, disminuir actividad física y baño con agua tibia.

El baño se usa si el niño se siente cómodo. Lo primero, cuando el niño tiene fiebre, es saber cuál es la causa. Tener fiebre no es un riesgo para tener alguna complicación. No siempre hay que tratar la fiebre con medicamentos. Muchas fiebres son procesos benignos y autolimitados. La fiebre suele tener un límite.

No sube indefinidamente. Rara vez supera los 40,5º C. No hay evidencia de que por sí sola produzca efectos adversos. Empleo de los antitérmicos El objetivo de las medicinas es el alivio del malestar que acompaña a la fiebre. No se pretende dejar al niño sin fiebre.

Bajan la fiebre un estrecho margen (1-1,5º C).Tienen beneficios si se usan bien. Pero pueden tener efectos perjudiciales. Por ello, hay que ser cauto en su uso.No bajan la fiebre por debajo de los límites normales de la temperatura.En los niños con predisposición a tener convulsiones febriles no disminuyen el riesgo de tener una convulsiónNo previenen la fiebre. No se deben dar antes de poner una vacuna, Sólo darlos si es necesario porque el niño tenga fiebre.Si el niño está durmiendo no necesita despertarlo para dar el antitérmico.

Hay que tener cuidado si toma medicinas para la tos o el resfriado. A veces, este tipo de medicinas también tienen antitérmico. Si esto ocurre podríamos dar más dosis de la que necesita el niño. ¿Cuándo utilizar los antitérmicos? Se pueden usar cuando:

La temperatura es mayor de 38-38,5º C en la axila.Cuando la fiebre produce malestar en el niño/a.Si hay antecedentes de crisis convulsivas febriles, enfermedades cardiacas, respiratorias, neurológicas o metabólicas importantes.

Antitérmicos de uso común En los niños usamos estos dos tipos:

Paracetamol, Se puede dar cada 4-6 horas. No más de cinco tomas al día. El peligro es poder hacer daño al hígado. No se puede dar si el niño tiene menos de 3 kg de peso.

Presentación en gotas, solución oral, comprimidos (duros, bucodispersables y efervescentes), sobres y supositorios.

Ibuprofeno, Se puede dar cada 6-8 horas. El peligro es poder hacer daño al estómago o al riñón. No se debe dar cuando hay vómitos continuados. No se puede dar si el niño tiene menos de 3 meses o menos de 5 kg de peso. Tiene además efecto antiinflamatorio.

Presentación en solución oral a dos concentraciones 2 y 4 %, comprimidos (duros y dispersables), sobres. La dosis se calcula por el peso. Es más correcto que usar la edad. La dosis total se fracciona por toma. (Puedes calcular la dosis fácilmente con esta calculadora que proporciona el Servicio Madrileño de Salud ) Se sugiere comenzar con paracetamol.

Dele antitérmico al niño, sin duda, si tiene fiebre alta, malestar o es de un grupo de riesgo. No espere a que lo vea un médico.Los fármacos antitérmicos no deben alternarse. Podría ser más efectivo pero no está claro si la reducción de la temperatura es significativa. Puede originar error en las dosis, ser tóxico y pensar que hay que tener miedo a la fiebre.Sólo si damos un antitérmico, y a las 3-4 horas la temperatura es alta y el malestar no mejora, es razonable intercambiarlos. Por ejemplo, si comenzamos con paracetamol y no mejora, la próxima vez, se puede dar ibuprofeno en vez de paracetamol.Deben seguir las recomendaciones de su pediatra. No se olvide de leer las indicaciones señaladas en los prospectos.No use Ácido Acetil Salicílico ( Aspirina ®) o friegas de alcohol como tratamiento de la fiebre.No use los antitérmicos en la fiebre por calor (insolación, golpe de calor ). En este caso se usan medidas físicas.Se podría repetir la dosis si el niño vomita antes de 10 a 15 minutos tras la ingesta. También, si se ha administrado como supositorio y lo expulsa entero inmediatamente,

Lee más.

Decálogo de la Fiebre ( pdf descargable ) i-botika – Fichas de información ciudadana sobre medicamentos. CEVIME Centro Vasco de Información de Medicamentos. (Puedes descargar en pdf: Ibuprofeno en pediatría, Paracetamol en pediatría ).

Descárgate la presentación con los PUNTOS CLAVE: